Luis Eduardo Parada Perozo sigue los pasos del Maestro Pasquale D’Angelo, quien durante 50 años fue el organista de la Basílica de Santa Teresa. Tras su muerte hace tan sólo meses, la responsabilidad de continuar con el legado de rendirle homenaje a Dios y a El Nazareno de San Pablo a través de la magia del magnífico instrumento, recae en un aprendiz que tan sólo tiene 18 años.
Luis Eduardo Parada Perozo sigue los pasos del Maestro Pasquale D’Angelo, quien durante 50 años fue el organista de la Basílica de Santa Teresa. Tras su muerte hace tan sólo meses, la responsabilidad de continuar con el legado de rendirle homenaje a Dios y a El Nazareno de San Pablo a través de la magia del magnífico instrumento, recae en un aprendiz que tan sólo tiene 18 años.
Asombra a propios y extraños por una extraordinaria madurez y una determinación férrea que cautivó al propio Maestro José Antonio Abreu, pues su única intención es: servir a Dios y a una devoción que cautiva a toda Venezuela que se rinde a los pies de Cristo Nazareno, con amor, fe y profunda espiritualidad. Venezuela Sinfónica presenta esta historia inspiradora, de un joven movido por una gran fe.
La fe de Luis Parada es profunda y desde muy pequeño recuerda cómo el órgano le cautivó con ese sonido potente y envolvente que plena toda la iglesia.
Con el deseo de servir a El Nazareno, Luis comienza como monaguillo bajo la tutela de Monseñor Adán Ramírez y luego pasó a ser maestro de ceremonias. Un día oye el Popule Meus de José Ángel Lamas interpretado por D’Angelo y fue tan trascendente ese momento, que utilizó todas sus influencias para conocerlo y así comenzó su instrucción como aprendiz. “El Maestro D’Angelo me enseñó más allá de la técnica, la verdadera espiritualidad del órgano. Incluso me legó sus partituras y allí encontré sus escritos que me revelaron que era un hombre de profunda fe. Realmente fue un santo. No sólo me enseñó de música, también de política, de relaciones y familia. Era un hombre comprometido con su fe y devoción por Dios a través de El Nazareno”.
Al morir el Maestro D’ Angelo, Luis Eduardo fue quien siguió tocando el órgano. No es el titular porque no es organista profesional; es un aprendiz y actualmente estudia bajo la tutela de los maestros Pablo Castellanos y Doménico Lombardi. Luis Eduardo buscó ayuda profesional para ejecutar este órgano tubular Cavaillé-Coll, uno de los seis que quedan en Caracas. Cuenta con 133 años de existencia y cabe destacar que desde 1980 fue declarado Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación.
Este joven de tan sólo 18 años está inmensamente agradecido porque ha recibido un trato musical especial de la mano del Maestro José Antonio Abreu para ayudarle a cumplir su sueño de tocarle al Nazareno de San Pablo y poder mantener viva la tradición del órgano tubular de la Basílica de Santa Teresa
“Lo importante es preservar la tradición del maestro D’Angelo que me enseñó que a la iglesia se venía a tocarle a Dios”, cuenta el jovencito.
El miércoles santo en la Basílica de Santa Teresa se celebraron 18 misas. En esta Semana Santa se cuentó con la participación del Profesor José Betancourt como organista profesional y junto a Luis Parada, se turnaron cada 2 misas para interpretar los temas Tu Reinarás, Ave de Lourdes y el Himno Nacional en honor al Nazareno. En el día de El Nazareno se tuvo que tocar el órgano con toda la registración para que la gente que asistió a la misa -hasta 4 mil personas por misa- oyera y pudiera sentir al órgano”.
Luis Parada actualmente estudia en el Conservatorio de Música Simón Bolívar y ve lecciones de piano y de órgano.
El maestro D’Angelo le dijo a Luis que ‘La música es el arte de combinar los sonidos agradables a nuestros oídos, lo que no es agradable a nuestros oídos no es música’.
Gracias a estos músicos y profesores que siguen dándole vida a un instrumento único en su especie, que nos llena el alma y nos acerca a Dios.
http://pasionporlamusicayartevenezuela.blogspot.com/
Cortesía de Venezuela Sinfónica